jueves, 23 de febrero de 2012

http://www.soho.com.co/zona-cronica/articulo/bien-decia-pink-floyd/25814

La educación es un tema que todo el mundo cree dominar. Más aún en una institución formadora de maestros. Los maestros dicen una cosa, los estudiantes otra, los padres otra y así ad infinitum. Lo importante es tener claras algunas ideas. Lo primero que comparto con el autor del artículo es que la escuela debe brindar las herramientas para que el estudiante satisfaga sus necesidades y, agrego, las de la sociedad. Pero en un estado en que se promueve un modelo de educación basado en la mediocridad, disfrazándola con palabras dulces para oídos necios: cobertura, calidad, no se puede hablar de desarrollo. Cómo se puede pensar en esto si para las condiciones en que vivimos, esos dos términos son incompatibles. "Calidad" en un salón con cuarenta o cincuenta muchachos? "Calidad" cuando los estudiantes se debaten entre las copias y el almuerzo? "Calidad" cuando no se ha seguido un proceso sistemático para enamorar a los jóvenes de la lectura?

Vivimos en un círculo vicioso. Los maestros que se forman carecen de esas condiciones mínimas, hablo específicamente del amor por la lectura. Pero ni culparlos. Para muchos de ellos los primeros encuentros con la lectura han sido traumáticos. Maestros que se creen las eminencias y sobreponen la norma por encima del contenido. Es más fácil calificar al tilde que la idea.

Aquella época dorada para dejarse afectar por la literatura y en general por el amor al conocimiento, ya pasó. Ahora nos queda asumir ese compromiso por nuestra cuenta y dejar de tener esa mentalidad mediocre con la que cada día se levantan muchos. Esperando que alguien bondadoso le tire las herramientas para mejorar su desempeño. Cuando lo que se necesita es dejar de recibir miserias y luchar por conquistar el dominio del pensamiento.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Excelente profe, aun muchos creemos tener autoridad de obligar a los niños a encontrarse con la lectura. Reconociendo que la lectura no es un acto memorístico, ni de ficción. Si no es agrupar las experiencias cotidianas que ayuden a la comprensión de lo que se lee. En la cual los “supuestos maestros” hacen de la literatura en los primeros pasos un espacio manipulativo para el estudiante en la implicación literaria en sus primera experiencia con el libro.

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